Un espectáculo fresco que nos transporta a los años 50, sabiendo cautivar al alumnado desde el primer momento, con fondo de piano, y una apacible voz, que relataba una historia donde los sueños se pueden hacer realidad, justo lo que le ocurrió a Eduard, un chico malabarista que dejó de sonreír y de oler las margaritas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario