¿A qué sabe la Luna?
Una historia que trabaja los valores de la perseverancia y el trabajo en equipo, no dejéis de leerla.
Hacía mucho tiempo que los animales deseaban averiguar a qué sabía la
luna. ¿Sería dulce o salada? Tan solo querían probar un pedacito. Por
las noches, miraban ansiosos hacia el cielo. Se estiraban e intentaban
cogerla, alargando el cuello, las piernas y los brazos. ¿Quién no soñó
alguna vez con darle un mordisco a la luna? Este fue precisamente el
deseo de los animales de este cuento. Tan solo querían probar un
pedacito pero, por más que se estiraban, no eran capaces de tocarla.
Entonces, la tortuga tuvo una genial idea: ?Si te subes a mi espalda,
tal vez lleguemos a la luna?, le dijo al elefante.
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